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El inmortal Shakespeare no siempre fue considerado inmortal, ni siquiera en Inglaterra. A Tomás Moro se lo recuerda como un teólogo y hasta como un santo, pero en realidad tenía dotes de humorista. Lawrence Sterne, que con la publicación de su Tristram Shandy se convirtió en la figura literaria de moda, murió olvidado, incluso por quienes lo admiraban. El filósofo empirista Francis Bacon revolucionó las ciencias, pero no supo predecir el triunfo del idioma inglés. Y su colega Thomas Hobbes, que creía saberlo todo, fue vapuleado sin piedad en una disputa matemática. De estas y otras curiosidades de la historia literaria y filosófica de Inglaterra se ocupa el apasionado lector Isaac Disraeli en este compendio de sus mejores textos, que a su vez conforman una de las colecciones más ricas y eruditas de los albores de la historia cultural del continente europeo. Escritas a principios del siglo XIX y vertidas ahora por primera vez al castellano, estas penetrantes biografías de grandes figuras inglesas no dejan, por antiguas, de ser apasionantes. Por el contrario, su mayor cercanía con los personajes retratados –así como su mayor lejanía respecto a las rigideces académicas– rescata para hoy una dimensión de la lectura que amenaza con perderse definitivamente. “No conozco otro libro de un autor vivo que tome con tanta frecuencia y sea tan reacio a dejar.” Lord Byron
ISAAC DISRAELI nació en Enfield, en el histórico condado de Middlesex, en 1766. Primero soñó con ser poeta y llegó a publicar algunos libros del género, que incluso despertaron la admiración de Walter Scott. También se dedicó a la historia, ámbito donde su obra Vida y reinado de Carlos I le granjeó el título de doctor honoris causa por la Universidad de Oxford. Pero con lo que realmente logró descollar fue con el primer volumen de sus Curiosidades de la literatura, publicado en 1791, al que le siguieron varios tomos a lo largo de las décadas posteriores, todos con igual éxito. Sus misceláneas ensayísticas de cuño literario e histórico incluyen asimismo Calamidades de autores, Peleas de autores, Amenidades de la literatura y El carácter literario, o la historia de los hombres de genio. Publicó además un libro sobre judaísmo (Genio del judaísmo) y varias novelas (entre ellas, Vaurien, un boceto de época, Flim-Flams, o la vida de mi tío y Mejnoun y Leila, el Petrarca y Laura de Arabia). De él ha dicho su hijo, el célebre escritor y político Benjamin Disraeli: “Era un personaje literario. Un hombre que realmente se pasó la vida en su biblioteca. Ni siquiera el matrimonio cambió sus hábitos. Se levantaba para entrar en la sala donde vivía en soledad con sus libros y a la noche su lámpara seguía brillando dentro de las mismas paredes”. Murió en 1848, en Bradenham, Buckinghamshire.