El 6 de octubre de 1934, en medio de un apasionado idilio, Otto Rank le entregó a Anaïs Nin el anillo que, como miembro del llamado comité secreto, había recibido de Sigmund Freud en 1913. Desde que se encontraron en 1905, Freud, reconociendo las altas cualidades y capacidades del joven Otto, lo ayudó como a un hijo y lo convirtió en su más cercano e íntimo colaborador. “Durante quince años ha sido para mí un asistente irreprochable y un hijo fiel”, escribió en 1924 a Lou Andreas-Salomé. Ese año, las diferencias en torno a la publicación del libro de Rank El trauma del nacimiento desencadenaron un conflicto entre los dos hombres que terminó en ruptura. Rank acabó desligándose del movimiento psicoanalítico y desarrollando una concepción alternativa de la psicoterapia que valoraba la ilusión por encima del autoconocimiento.
La entrega del anillo de Freud a Anaïs Nin condensa una serie de temas que son los que marcaron la obra y la evolución personal de Rank, y que, partir de las relaciones de Rank con Freud y Nin, son los temas de los que se ocupa este libro. En primer lugar, el tema de la individuación, de las dificultades y los costos de diferenciarse y separase de los padres y los maestros, de la familia y de los grupos de pertenencia, para lograr la autonomía y construir la propia identidad e individualidad. Pero también los temas de las relaciones entre verdad e ilusión, conocimiento y autoexpresión, identidad y alteridad, que fueron objeto de la reflexión de Rank y que lo condujeron a separarse de Freud y vincularse a Anaïs Nin.