Un vendedor de armas que solamente las conoce por catálogo. Una pequeña ciudad intercambiable: puede ser del norte o del sur de Chile. Un conjunto de personajes que se debaten entre el anonimato y la frustración. Un lugar donde todos saben que no pasa nada. ¿Puede salir de estos pocos insumos un relato perfectamente articulado e intrigante? Casi nadie diría que sí. Sin embargo, a partir de ahí Gonzalo Contreras escribió esta novela, la primera suya, publicada en 1991, que dejaría una profunda huella en la literatura chilena y cimentaría la ya extensa y solvente trayectoria del autor.  La ciudad anterior  no solo aportó una prosa contenida y castigada. No solo hizo escuchar una voz singular. También, como señala en el prólogo Héctor Soto, el libro pasó a ser la campanada inicial de la llamada «nueva narrativa chilena», fenómeno editorial y de efervescencia literaria entonces de escasos precedentes en nuestro medio y que hasta ahora no se ha repetido en términos de intensidad y amplitud.